"Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo." - Paulo Coelho

viernes, 19 de octubre de 2012

Mi mundo imaginario


Es una lástima que el estilo de vida y supervivencia elegido por los seres vivos pensantes y conscientes de la actualidad sea tan inestable, que alborote e incomode las mentes de tal forma que estas no puedan gozar de la calma y la autenticidad necesarias para poder desarrollar sus años de vida en paz. Si a estos seres no se les ofrece la oportunidad de aprender a tomar el control sobre sus propias mentes, debe existir algo o alguien que no quiere que sean seres vivos, sino esclavos. Porque es más cómodo y sencillo vivir en un mundo donde cada cual tenga su quehacer, sus obligaciones. A los esclavos les es más fácil obedecer los designios de los “superiores”, pues sería bastante más complejo y laborioso crear un mundo en el que todos trabajásemos, por propia voluntad, para el bien de todos. Una manera equilibrada de repartir las tareas y las funciones necesarias para la supervivencia cualitativa de la especie. ¡QUE UTOPÍA!
Mientras queden resquicios de avaricia y egoísmo, es imposible pensar en la creación de esa hipotética realidad. El equilibrio depende de todos y cada uno de los seres humanos, de ahí su imposibilidad. Ladrones, mentirosos, aprovechados, envidiosos, asesinos, políticos, gobernantes y demás desequilibran la balanza hacia el caos y la maldad. No haría falta policía que nos controlase y nos hiciese creer en la seguridad, ni tampoco repetitivos noticiarios que nos recordasen visualmente los peligros, las catástrofes y los miedos de “nuestro” planeta y nuestra sociedad.
Pero, en un mundo así, habría mucho que eliminar: complejos, prejuicios, miradas incómodas, modas, salarios, mentiras, engaños y, sin duda, muchísimo más. Todos somos partícipes, en un tiempo y condiciones limitados, de la evolución de nuestra especie. El problema es nacer en un mundo ya construido y establecido que no cuenta contigo o con tus ideas.
Haría falta una comunicación más elaborada y fluida entre las personas, no fundamentada exclusivamente en vocablos encadenados y estructurados. Haría falta comprender y compartir el deseo de un nuevo mundo. Haría falta un cambio radical en el pensar de los pueblos y las naciones que dividen con sus fronteras sociales y materiales a la humanidad. Harían falta ganas, energía y vitalidad para llevar a cabo una mejora de vida sustancial. Harían falta tantas y tantas cosas que, según las escribo, se reafirma la irrealidad de mi mundo imaginario.
Llevamos demasiado tiempo viviendo una realidad carente de verdadera libertad, centrada en aspectos superficiales, excesivamente alejada de la esencia más natural de los seres. Creo que ya es hora de decirle a la gente que estamos cansados de esto, que no queremos más comodidades, que basta de televisión, ciudades grises, banqueros adinerados, fieles y religiones. Basta de cadenas, déjennos vivir, abramos las mentes de los tímidos y los sometidos, luchemos por una manera más justa de vivir y relacionarnos con los demás, vamos a aprovechar nuestros efímeros días en “La Tierra” construyendo un mundo mejor del que poder disfrutar. Enseñemos a las nuevas generaciones los principios de la vida y la existencia humana, dejemos de atormentar al planeta y a la humanidad. Salgamos ahí afuera de la mano de la felicidad, conozcamos lo que nos rodea, vamos a ahondar en nuestros corazones y a preparar nuestras mentes para vivir gozando de la maravilla natural a la que pertenecemos. Adelante, ¡unámonos a la vida!
Si cada ser humano conociese su auténtico potencial interior, mi utopía se convertiría en oportunidad…

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