Rostros, atuendos, formas de caminar, rayos de sol, colores en variedad… Todo ello no es sino una porción de lo que puedes experimentar. La comunión con uno mismo, la aceptación de la naturaleza propia del ser, la capacidad de amar; realidades escondidas en lo más profundo de ti, arrastradas por impulsos descontrolados, sometidas a preocupaciones aprendidas, sujetas al mundo de los demás, si no sabes rectificar.
Saber mirar dentro de ti, indagar en tus miedos, sentir el latido de tu corazón al son de la respiración, apaciguar tu mente y crear tu propia verdad, esa es mi libertad.
No quiero bienes, no busco reconocimientos, no deseo destacar. Amo esta vida, y quiero colmarla de bondad, conectar con otros seres llenos de verdad, compartir ideas, provocar alegrías… Y sobretodo, quiero vivir, vivir sintiendo, aprendiendo, amando y respetando, vivir con humildad y sin causar daño ni maldad.
Me siento libre, y no quiero dejar de soñar.
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