"Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo." - Paulo Coelho

viernes, 19 de octubre de 2012

Abrir los ojos y contemplar


Sentado aquí, un ser mas del todo que este universo es. Contemplando el calmado volar de las nubes, buscando, investigándose a uno mismo.
El ojo es una potente herramienta para la información que nuestro cerebro recibe. Incide en la construcción de los pensamientos y en la modelación de nuestras emociones. Tras el primer plano del propio párpado, se abre una inmensidad subjetiva, comienza una nueva ocasión de elección. Dirige tus ojos hacia aquello que te acerque a lo más natural en ti, busca la belleza que se esconde tras la barreras de tu misma mente.
No obstante, ¡ten cuidado! Pues los muros de una asfixiante ciudad podrían encerrarte en tu propia negatividad. Busca lugares a cielo abierto, para así percibir la grandeza circular de este planeta, confeccionado a lo largo de los miles de millones de años que nos preceden, lleno de complejidad y armonía en sus tres dimensiones diferenciadas: la terrestre, poblada por humanos concentrados y una amplia variedad de colorido follaje; la marina, sumergida bajo la extensión de las aguas inhabitables para nosotros; y la aérea, donde los pájaros vuelan libre bajo el manto celestial y la influencia del ciclo del agua disponible en los dominios del planeta.
Una vez allí, déjate contagiar por las relajadas vibraciones del exterior y limítate a fluir con tu esencia interior. Siente cómo se apaciguan tus estresantes estados de conciencia, aceptando tu grandiosa realidad.
Hay muchas cosas por ver, y otras tantas que escapan a nuestra atención. En ti reside una cierta capacidad selectiva que no debes dejar influenciar. El miedo reduce tu campo de visión, rehúsalo. No cierres los ojos ante la verdad. Examínala, júzgala, compréndela y hazla tuya. Construye tu propia verdad y, luego, admírala.
Utilizarías los ojos como nunca hasta entonces. Todo lo que siente se convertiría en algo querido para ti. Tus ojos tocarían y abrazarían cada objeto que entrase en el radio de tu visión. Y luego, por fin, verías y un nuevo mundo de belleza se abriría ante ti. – Helen Keller

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