"Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo." - Paulo Coelho

sábado, 27 de octubre de 2012

Mente flor


La corriente de los pensamientos es como el recorrido por las diferentes partes de una flor. De las múltiples y arraigadas raíces de tu infancia nace el tallo central y verdadero de tu mente. En el transcurso del tiempo sigues creciendo y, en este camino, hay momentos en los que te topas ante un dilema: una tentadora opción de cambio hacia una verde hoja. Abandonas el tallo y te adentras expectante. Un tiempo después, descubres que el llamativo verdor de aquella hoja no contenía tu esencia propia. Así pues, decidido, regresas al tallo y continúas tu ascensión. Este cruce de caminos se repetirá periódica y paulatinamente, te planteará la indecisión, el ensayo y el error. Te permitirá rectificar, volver atrás, seguir tu camino. Si no cesas en tu empeño, llegarás a lo alto, hallarás una bella flor y estarás por siempre inmerso en la contemplación de la hermosura y claridad de sus frutos.

viernes, 19 de octubre de 2012

EL JUEGO


En un lugar cualquiera del occidente capitalista, en un momento cualquiera de la actualidad, una mujer, entre berridos y dolorosas contracciones, da la bienvenida al mundo a un nuevo ser humano.

 Unos días más tarde, sus progenitores, de manera irremediable, irán a inscribirle en el registro civil, donde le darán un nombre identificatorio. Desde ese preciso instante, el pequeño se convierte en un nuevo ciudadano. Ahora está fichado, controlado y vigilado. Bienvenido al juego.

Por si esto fuera poco, antes de cumplir 14 años, se verá obligado a adquirir un documento de identificación numérica, como si de un producto más se tratase. Ya no hay forma de escapar.

Desde el mismo momento de su nacimiento, sin comerlo ni beberlo, y por el simple hecho de nacer dentro de los límites fronterizos que alguna codiciosa nación algún día se apropió, y hasta el fin de sus días, este nuevo ser se verá sometido a ciertos dictámenes, leyes y ordenanzas de obligado cumplimiento. Tal es el grado de obligación que, si algún día tuviese la maquiavélica ocurrencia de incumplir alguno de estos mandatos, la nación cuenta con una estricta cadena que le castigará y condenará. Los cómodos servidores de la policía le apresarán y le llevarán ante un anciano hombre quien, presidiendo una elegante sala, se hace llamar poseedor de la justicia. Él aplicará su sentencia en función de las cambiantes y convenientes leyes de dicho presente. Tal es su poder que, si lo considerase oportuno, haría que otros amables sirvientes de la nación le llevasen a vivir a un hermoso lugar: un pequeño cuadro gris cerrado con barrotes, acompañado por otros tantos cuadrados habitados por malhechores. Así, su libertad estaría acabada, sentenciada y desperdiciada.

No obstante, nuestro nuevo ciudadano aún es muy precoz y tiene mucho que aprender. Por ello, y tal cual se ordena, asistirá durante los años de infancia que le restan a un centro educativo acorde con la legalidad estatal. Allí, aprenderá cosas verdaderamente útiles como leer, pintar, escribir o dibujar. Le enseñarán a operar con los números, a manejar el idioma de sus compañeros de nación y, tal vez, el de algún vecino.

Al mismo tiempo, le enseñarán a obedecer, a guardar silencio ante sus considerados superiores, a respetar a la autoridad y a acatar las normas. Y, sin que el pobre niño se dé cuenta, estará aprendiendo un modelo de vida, común al resto de ciudadanos, estará aprendiendo a ser esclavo, a no dar la suficiente importancia y relevancia a su libertad, su propio juicio o su individualista forma de pensar.

Y así, año tras año, llegará a un preciado momento en el cual podrá ejercer su supuesta libertad: pondrán ante él un más o menos amplio abanico de posibilidades, para decidir de qué modo y con qué papel o función va a servir a la sociedad en la que habita a lo largo de su vida.

Mientras todo esto sucede, fuera de la escuela el niño irá conociendo el entorno en que se encuentra. Se acostumbrará al asfalto, a las tiendas, al tráfico y a la televisión. Aprenderá el juego de las apariencias, de los complejos y del “¿qué dirán?”. Aprenderá muchas cosas y pronto conocerá al ser superior, la pieza clave del juego de la vida, lo que realmente importa, aquello que te hace valer como persona: el dinero.

Verá cómo unos papeles de colores recortados y con numeritos dibujados lo controlan todo. Se dará cuenta de que la gente se distingue y clasifica en función de los papelitos que cada uno guarda en su bolsillo. Además, observará que los que más papelitos tienen desean mantenerlos bien cerca, y preferirán gastarlos en sus caprichos antes que dárselos a aquellos que no poseen y necesitan esos papelitos. Y pronto, muy pronto, él también tendrá sus papelitos.

Al igual que el resto de sus conciudadanos, servirá todos los días de su vida, excepto los considerados “festivos”, para recibir y acumular papelitos. Le harán sentir afortunado y poderoso por tener tantos y tantos valiosos papelitos. Lo que le ocultarán es que ponto se quedará sin ellos. Los gastará en comida, en ropa, se comprará un coche y, por supuesto, una casa. Para ello, pedirá papelitos a unos simpatiquísimos señores banqueros que no dudarán en prestarle la exacerbada cantidad de papelitos que necesita para tener su hogar. A cambio, nuestro humano, pasará toda su vida dando a aquellos “majetes” hombres la mitad de los papelitos que gane. Más le vale hacerlo, pues, de lo contrario, nuestros amigos del banco le echarían y le dejarían de patitas en la calle.

Si tiene suerte, encontrará una mujer acorde a sus posibilidades. Ella cuidará del hogar mientras él consigue más papelitos, y pronto traerán al juego nuevos seres, quienes seguirán sus pasos. Envejecerá en una espiral de monotonía y repetición y, cuando sea lo suficientemente anciano, ya no tendrá que esforzarse más para conseguir papelitos. Le darán menos, pero se los darán gratis, como recompensa por su servicio a la sociedad. Así será hasta el fin de su días
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El protagonista de esta historia no tiene nombre, no tiene rostro, pero podría ser cualquiera de nosotros, pues es esta la única e imperativa forma de vida que nos han enseñado.

Miro a mi alrededor y me pregunto: ¿Dónde queda la libertad humana, la capacidad de elección y decisión? Se supone que el ser humano es el animal más inteligente. Sin embargo, vivimos controlados, esclavizados y manipulados. No parece que tengamos opción alguna.

Por suerte, nos queda un último resquicio de autonomía y libertad, una salida al guión del juego establecido, una puerta de escape, una verdadera oportunidad: la conciencia.

Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo. - Paulo Coelho

La "maravilla" humana


Soy un navegante de los mares de la experiencia humana, una forma de vida consciente del mundo que se reproduce en su interior, observador de su realidad exterior. Un conjunto de materia limitada que guarda la esencia abstracta, pura, serena y clara de mi verdadero yo. Una fábrica de amor, un invernadero de aprendizaje, un baúl de recuerdos pensados, un animal caduco, miembro de una comunidad enferma, dividida, alejada de la madre que le dio la vida, preocupada por motivos supérfluos y prescindibles. Habitante de una era plagada de espíritus vagantes llamados personas, poblada por la muerte malintencionada, la avaricia, el egoísmo y el desprecio más absoluto. Un tiempo en que es preferible ver a tus hermanos morir de hambre o frío a librarse de las comodidades que alguien te hizo desear. Una sociedad contaminada por metales redondos y rectangulares pedacitos de papel. Una humanidad perdida, sumida en los placeres cotidianos que conducen a la infelicidad que produce una esclavitud espiritual encubierta.

Suelo abrir los ojos y preguntarme por qué la gente tiene tanta ropa, coches tan vistosos, casas tan lujosas, con modernas pantallas manipuladoras, cuadros, floreros, candelabros, lámparas e infinidad de objetos cuyo importe podría alimentar a los niños que perecen antes de convertirse en hombres por no tener los nutrientes que su organismo vivo reclama para subsistir. Bastaría con un refugio contra las bajas temperaturas, un lugar de descanso y alimento, nada más.

Sin embargo, cada hogar no es sino un reflejo de lo que habita en la humanidad: demagógica política, banca despiadada, publicidad cautivadora, nacionalismos insensatos, consumismo voraz y excluyente pero, sobre todo, una crisis de valores que amenaza la existencia humana. Hemos olvidado lo que somos, un ser más nacido en un hermoso planeta, una oportunidad de vida consciente sin precedentes conocidos, somos “algo o alguien” con la capacidad amar, de sentir, de aprender y experimentar, de conocernos a nosotros mismos y a nuestro entorno, unos verdaderos privilegiados en el juego de la vida.

Sin embargo, hemos elegido ser ávaros esclavos, entrar en guerra dominante con nuestras especies vecinas, ser productos comerciales y despreciar nuestra libertad. Quizá algún día la gente se vea obligada al despertar. Tal vez algunos ya hayamos emprendido ese camino. 

Mi mundo imaginario


Es una lástima que el estilo de vida y supervivencia elegido por los seres vivos pensantes y conscientes de la actualidad sea tan inestable, que alborote e incomode las mentes de tal forma que estas no puedan gozar de la calma y la autenticidad necesarias para poder desarrollar sus años de vida en paz. Si a estos seres no se les ofrece la oportunidad de aprender a tomar el control sobre sus propias mentes, debe existir algo o alguien que no quiere que sean seres vivos, sino esclavos. Porque es más cómodo y sencillo vivir en un mundo donde cada cual tenga su quehacer, sus obligaciones. A los esclavos les es más fácil obedecer los designios de los “superiores”, pues sería bastante más complejo y laborioso crear un mundo en el que todos trabajásemos, por propia voluntad, para el bien de todos. Una manera equilibrada de repartir las tareas y las funciones necesarias para la supervivencia cualitativa de la especie. ¡QUE UTOPÍA!
Mientras queden resquicios de avaricia y egoísmo, es imposible pensar en la creación de esa hipotética realidad. El equilibrio depende de todos y cada uno de los seres humanos, de ahí su imposibilidad. Ladrones, mentirosos, aprovechados, envidiosos, asesinos, políticos, gobernantes y demás desequilibran la balanza hacia el caos y la maldad. No haría falta policía que nos controlase y nos hiciese creer en la seguridad, ni tampoco repetitivos noticiarios que nos recordasen visualmente los peligros, las catástrofes y los miedos de “nuestro” planeta y nuestra sociedad.
Pero, en un mundo así, habría mucho que eliminar: complejos, prejuicios, miradas incómodas, modas, salarios, mentiras, engaños y, sin duda, muchísimo más. Todos somos partícipes, en un tiempo y condiciones limitados, de la evolución de nuestra especie. El problema es nacer en un mundo ya construido y establecido que no cuenta contigo o con tus ideas.
Haría falta una comunicación más elaborada y fluida entre las personas, no fundamentada exclusivamente en vocablos encadenados y estructurados. Haría falta comprender y compartir el deseo de un nuevo mundo. Haría falta un cambio radical en el pensar de los pueblos y las naciones que dividen con sus fronteras sociales y materiales a la humanidad. Harían falta ganas, energía y vitalidad para llevar a cabo una mejora de vida sustancial. Harían falta tantas y tantas cosas que, según las escribo, se reafirma la irrealidad de mi mundo imaginario.
Llevamos demasiado tiempo viviendo una realidad carente de verdadera libertad, centrada en aspectos superficiales, excesivamente alejada de la esencia más natural de los seres. Creo que ya es hora de decirle a la gente que estamos cansados de esto, que no queremos más comodidades, que basta de televisión, ciudades grises, banqueros adinerados, fieles y religiones. Basta de cadenas, déjennos vivir, abramos las mentes de los tímidos y los sometidos, luchemos por una manera más justa de vivir y relacionarnos con los demás, vamos a aprovechar nuestros efímeros días en “La Tierra” construyendo un mundo mejor del que poder disfrutar. Enseñemos a las nuevas generaciones los principios de la vida y la existencia humana, dejemos de atormentar al planeta y a la humanidad. Salgamos ahí afuera de la mano de la felicidad, conozcamos lo que nos rodea, vamos a ahondar en nuestros corazones y a preparar nuestras mentes para vivir gozando de la maravilla natural a la que pertenecemos. Adelante, ¡unámonos a la vida!
Si cada ser humano conociese su auténtico potencial interior, mi utopía se convertiría en oportunidad…

Observando..


En la juventud de hoy en día, prima el botellón y el restregón frente al aprendizaje y el conocimiento de la verdad. Su cárcel de esclavitud, con cadenas invisibles a su juicio y barrotes en forma de miedo a la exclusión o ansia de socialización les ata sin remedio a su realidad cotidiana. La masa sigue su camino, y el esfuerzo y la valía de alejarse de ella para dar paso a la autonomía no se sabe apreciar desde dentro, y es por ello que se juzga y se desprecia a quien trata de abrir el candado hacia la libertad, con la ayuda de la llave del pensamiento crítico y asocial.
Como diría un tal Jesucristo: perdónales, porque no saben lo que hacen…
¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho. – Epicteto de Frigia

Sociedad


Me levanto, miro a mi alrededor y, ¿con qué me encuentro? Estoy yo, encima de una cama con un colchón, tapado por una suave sábana. Tras de mí, una mesa de madera con su flexo, sus libros y sus trastos inservibles. También una estantería que sirve de almacén, así como un armario empotrado en el que guardo la excesiva cantidad de ropa que utilizo para abrigarme. Aparte de eso veo cantidad de aparatitos electrónicos de última generación que me permiten “estar conectado con los demás”, junto a diferentes objetos para mi entretenimiento.
A simple vista un dormitorio común, como otro cualquiera. Y de hecho, así es: la gran mayoría de habitantes debe de tener una habitación bastante similar a la mía, con sus pequeñas peculiaridades, pero con la misma base. ¡Qué extraño! ¿no? Pues esto no es más que uno de los múltiples ejemplos con que se podría ilustrar la equidad de esta sociedad.
Somos un conjunto de personas que vivimos en una realidad común, centrados en un espacio limitado llamado ciudad, esto es, un conjunto de edificios en los que “vivimos” rodeados de calles, aceras, muros, semáforos y normas de circulación. Todo esto no son más que barreras, invisibles a los ojos de muchos, pero que condicionan de manera implacable nuestra existencia, al no permitirnos investigar este mundo a nuestro libre albedrío, diciéndonos a dónde debemos ir y por dónde hemos de hacerlo.
No obstante, no es esta ciudad el verdadero freno, sino todo lo que ello conlleva. Aquí dentro todos nos vemos forzados a hacer lo mismo: nacemos, se nos enseña a hablar y andar, así como a comportarse, pronto vamos al colegio, una cárcel para niños en la cual aprendemos lo que se supone que debemos aprender. Ahí dentro vas dejando de ser un niño, y te vas convirtiendo en el “adulto” que serás el día de mañana, pero de ahí también sacarás experiencias que te arroparán o traumatizarán en el futuro. Cuando ya eres mayor dejas al fin la escuela, para elegir, entre una limitada oferta, la carrera que deseas estudiar, para que, de este modo, puedas prepararte para el trabajo que realizarás durante los próximos 40 años. Al fin y al cabo, el trabajo no es más que una manera de mantener tu mente ocupada y centrada, mientras aportas algo a esta sociedad, a cambio de una recompensa económica.
Pero pensemos, ¿en que se gastará esta cantidad de dinero, variable en función de la importancia que la sociedad da a tu especialización laboral? Una gran parte va dirigida a la conocida hipoteca, es decir, una deuda que se acuerda con una entidad bancaria, la cual sacará un exacerbado interés, para poder tener un lugar con el que convivir en supuesta paz y armonía junto a tus familiares más cercanos. Además de eso tienes que pagar por usar la electricidad, el agua y el gas, así como para comprar los alimentos más o menos necesarios para tu supervivencia.
 Ahora mismo pensarás: bueno, al menos el resto eres libre de gastarlo en lo que tú quieras… ¡mentira! Lo que sobra de dinero, restando algunas necesidades secundarias, te lo gastarás en consumir aquello que quieren que consumas, lo perderás comprando productos que, según te han convencido, son vitales para ti. Pero eso es falso, no es más que una forma de tenerte inmerso en esta sociedad de consumo en la que, como años atrás, los ricos cada vez lo son más y los pobres tienen que lidiar con el banco para que no les echen de sus hogares.
 Una vez dentro, los acontecimientos se van repitiendo, pago de mensualidades, el seguro anual del coche y demás, puesto que estamos regulados por un reiterativo tiempo. Alguien decidió hace muchos años en algún lugar de este mundo, guiándose por los movimientos del planeta alrededor de la esfera solar, que cada día duraría 24 horas. Más tarde pensaría, ¿y si junto siete de estos días y me invento la semana? Y a esto les seguirían los meses de 30 o 31 días, los 365 que forman el año, luego los lustros, décadas, siglos, milenios…  Actualmente estamos en el siglo XXI, en el año 2011 de la era cristiana,  1389 de la islámica o en el año del conejo según la filosofía china. Diferencias que hacen patente la falsedad de estos sistemas de controlar el tiempo, puesto que es imposible saber con exactitud desde cuando existe este planeta o la raza humana.
En definitiva, nos encontramos en una realidad controlada por trozos de papel y pequeñas moneditas, coloquialmente conocido como dinero, que limita las preocupaciones de nuestra mente a un reducido número de banales pensamientos, dejando así a un lado lo realmente importante: la madurez vital de cada uno en su interior, las interconexiones que se forman entre unos y otros, la expansión de nuestras mentes y los sentimientos internos, gran tabú de nuestra sociedad.
“Vida ciudadana: millones de seres viviendo juntos en soledad.” – Henry David Thoreau


“Vida ciudadana: millones de seres viviendo juntos en soledad.” – Henry David Thoreau

El camino


Rutina, monotonía de ciudad. Horarios, prisas, gente de aquí para allá. Todos serios, preocupados o asustados. Las sonrisas brillan por su ausencia. Yo, mientras, trato de escapar. Quiero evadirme de esta realidad, pasar junto al mundo sin contagiarme de sus malas vibraciones. Mi autenticidad se pone en peligro. Tengo que salir, correr escapando de aquello que pueda hacerme mal. Ya desde fuera, me enfrente a ello, lo examino, lo comprendo y, razonablemente, lo rechazo. Las dificultades acechan por momentos. Unos caen al pozo sin chaleco salvavidas, otros aguantan, se agarran al clavo ardiente de su interior, se apoyan en él y se impulsan en su ascensión.
Todos nos encontramos piedras en el camino, nadie se salva. Gente con dinero, poder y una “vida resuelta” se hunde a menudo en sus miserias. En este juego no es eso lo que vale. Hay que saber saltar y esquivar los obstáculos, conocerlos para no volver a sufrir por ellos. Pasarlos de largo y dejarlos atrás es la única opción para ser capaz de avanzar. No te caigas y, si lo haces, ponte de pie, da un paso al frente, luego otro, otro más, y sigue así… No te rindas, no frenes, no te distraigas, no mires atrás. No temas, nadie te persigue, camina con seguridad y con rumbo firme. se atrevido, decide con criterio y, si tienes la oportunidad, aprovecha la ayuda de un bastón llamado amistad, y el empuje del amor.
Mira a tu alrededor, empápate de las experiencias presentes y mira hacia delante con ilusión. No te dejes llevar por la fatiga o la pena. Actúa con bondad, siendo auténtico. Olvida las apariencias, las críticas, los prejuicios y la maldad.
A todos se nos acaba el camino. Un ser siniestro con guadaña simboliza nuestro final. El tiempo nos fuerza a aprovechar el camino, vivir por y para él, nos enseña que no hay vuelta atrás, que ya es la hora de vivir, y que no debemos empezar a morir.
“Eludir el camino que todos conocemos. Seguir hacia adelante ruta de los que intentan lo que nunca pensaron y se sienten felices porque hay algo distinto, porque se desvanece de pronto lo que sobra y no existe el vacío si queremos colmarlo.” – Ernestina De Champourcín

Nuestro mundo...

Vivimos en un mundo en el que se considera el dinero por encima del amor.
Un mundo repleto de múltiples avances y nuevas tecnologías.
Un mundo dominado por unos pocos, dejando al resto sin apenas libertad de decisión.
Un mundo que esconde en forma de tabú temas tan relevantes como la muerte, las relaciones sexuales, o el consumo de drogas, todos ellos proliferantes en nuestro entorno.
Un mundo atestado de bellos atardeceres, ríos y montañas.

Un mundo dónde la raza humana reina y gobierna sobre todo y todos.
Un mundo carente de ansia de saber, falto de bondad y comprensión, necesitado de paz y amor.
Vivimos en un gran mundo repleto de maravillas que contemplar.
Basta con saber mirar, saber apreciar, saber disfrutar.
“El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación.” – Friedrich Nietzsche

La juventud, precioso regalo que nos ofrecela vida.


Sentirse joven, no en cuerpo, sino en espíritu, te libera de las ataduras y te permite volar.
Aunque en ocasiones obstaculos, malechores y otros estorbos intenten alejarte del camino,
persistir te permitira alcanzar aquello más próximo a la felicidad. No es una cuestion de ser o no ser,
ni siquiera de sentir y no sentir. Se trata de vivir. ¿por qué motivo o razón algunos frenamos en vez de despegar?

No te planteas el por qué de tu existencia o de todo lo que te rodea, por miedo a fracasar. Pero, ¿y si un día consigues vencer la gravedad y alcanzar todas las verdades de este espacio denominado “universo”? Difícil y arduo camino, sin ningun tipo de base, ayuda o guía, pues nadie conoce la verdad, nadie es capaz de conocer tu verdad, distinta a la de todo hombre o mujer, propia, única e inmejorable, si crees en ella con claridad.
El ser humano es un ser formado por un tronco, cuatro extremidades y una cabeza, en la cual,
según cuentan, se encuentra el cerebro, órgano que nos permite pensar y razonar de manera ordenada.
Pero nadie se acuerda de lo esencial, la verdadera realidad: tú, tu alma y y tu libertad.

Vivimos en un mundo en el que se emplea el término plural “seres humanos”, poniendonos a todos como iguales.
Dudo que existan dos personas iguales, y dudo aún más de la concepción que se tiene del hombre, no muy alejada de la realidad: todos iguales, hacer las mismas cosas, ir a los mismos lugares, comprar lo mismo, y en el mismo sitio, ocio en común, actividades e intereses para todos… Y lo peor, una misma manera de pensar; simple, acomodada, manipulable, cobarde y vacía.
Yo no me siento para nada así. Cuando observo a todo, e insisto, TODO el mundo, actuando del mismo modo, una gran pena se apodera de mi: pena por su penumbra y pena por verme envuelto en tal inapropiado entorno y compañía. Me gustaría poder retirarme a un lugar en el que, rodeado por simple naturaleza y gente de espiritu verdadero, se pudiese llegar a convivir de un modo nada parecido al actual.
Quiero dedicarme a pasear, observar, pensar, sentir, soñar, volar y acariciar con mis preciados sentidos todo lo maravilloso de esta vida.
Y somos tan necios como para huir de eso y encerrarnos en una gris y uniforme ciudad,
rodeada de barreras infranqueables como muros, carreteras, ruidos, “personas”. Lamentable.
“La naturaleza está a menudo escondida, a veces dominada, raramente extinguida.” – Francis Bacon


Socialización vs. Soledad



Ahora me siento capaz de comprender en mayor medida qué sentimientos arrastran a los jóvenes de hoy en día a una socialización forzada, desmesurada y sobrevalorada. Además de que no es sencillo estar con uno mismo, por todo lo que conlleva (el silencio, la preocupación, acompañada de paranoia, sobre los pensamientos que de ti tendrán los demás, el reconocimiento de errores y la complejidad de tu “yo interior”), reunirse con los demás parece la mejor opción, pues es lo más habitual y aceptado en los tiempos que corren. Está claro que el deseo, la necesidad, de sentirse que se es parte de algo, tiene gran peso en la decisión de cada cual.
¿Cómo crees que se sentiría una persona que destaca en su ámbito social (o simplemente pertenece a él) si quedase abandonado a su suerte, sin más opción que estar en soledad, sumergido en sus pensamientos, ahondando en su vida interior?
Probablemente incómodo, confuso e inseguro, pues adolecería de experiencia en el campo de la introspección. Sin el refuerzo que, para él, representan su compañeros de grupo, tendría que buscar su propia luz, decidir sobre su camino y afrontar con decisión su vida, sin la “ayuda” de la guía social y, por lo tanto, teniendo que decidir sobre sí mismo. Teniendo en cuenta el valor que este tipo de sujeto otorga a su círculo social, sentiría miedo, pánico, temor, mil ideas rondarían su conciencia, haciéndole dudar sobre la valía y la veracidad de sus actos y decisiones, desprotegido, frágil y débil, sin la reafirmación de la aceptación general.
Supongo que no debe de ser fácil verse envuelto en semejante realidad, al igual que desconozco qué nivel de conciencia habrán desarrollado para con su comportamiento. Desde su nacimiento, han pertenecido a un colectivo social en el que la soledad se liga, de forma precipitada, a la exclusión, la marginalidad y la debilidad, sin apenas mentar los beneficios, la madurez, autonomía y vitalidad que ello te puede brindar.

“Estad más preocupados por vuestra conciencia que por vuestra reputación. Porque tu conciencia es lo que eres y tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que otros piensan, es su problema.” – Bob Marley


Abrir los ojos y contemplar


Sentado aquí, un ser mas del todo que este universo es. Contemplando el calmado volar de las nubes, buscando, investigándose a uno mismo.
El ojo es una potente herramienta para la información que nuestro cerebro recibe. Incide en la construcción de los pensamientos y en la modelación de nuestras emociones. Tras el primer plano del propio párpado, se abre una inmensidad subjetiva, comienza una nueva ocasión de elección. Dirige tus ojos hacia aquello que te acerque a lo más natural en ti, busca la belleza que se esconde tras la barreras de tu misma mente.
No obstante, ¡ten cuidado! Pues los muros de una asfixiante ciudad podrían encerrarte en tu propia negatividad. Busca lugares a cielo abierto, para así percibir la grandeza circular de este planeta, confeccionado a lo largo de los miles de millones de años que nos preceden, lleno de complejidad y armonía en sus tres dimensiones diferenciadas: la terrestre, poblada por humanos concentrados y una amplia variedad de colorido follaje; la marina, sumergida bajo la extensión de las aguas inhabitables para nosotros; y la aérea, donde los pájaros vuelan libre bajo el manto celestial y la influencia del ciclo del agua disponible en los dominios del planeta.
Una vez allí, déjate contagiar por las relajadas vibraciones del exterior y limítate a fluir con tu esencia interior. Siente cómo se apaciguan tus estresantes estados de conciencia, aceptando tu grandiosa realidad.
Hay muchas cosas por ver, y otras tantas que escapan a nuestra atención. En ti reside una cierta capacidad selectiva que no debes dejar influenciar. El miedo reduce tu campo de visión, rehúsalo. No cierres los ojos ante la verdad. Examínala, júzgala, compréndela y hazla tuya. Construye tu propia verdad y, luego, admírala.
Utilizarías los ojos como nunca hasta entonces. Todo lo que siente se convertiría en algo querido para ti. Tus ojos tocarían y abrazarían cada objeto que entrase en el radio de tu visión. Y luego, por fin, verías y un nuevo mundo de belleza se abriría ante ti. – Helen Keller

La realidad va mucho más allá de lo que tus ojos ven



Rostros, atuendos, formas de caminar, rayos de sol, colores en variedad… Todo ello no es sino una porción de lo que puedes experimentar. La comunión con uno mismo, la aceptación de la naturaleza propia del ser, la capacidad de amar; realidades escondidas en lo más profundo de ti, arrastradas por impulsos descontrolados, sometidas a preocupaciones aprendidas, sujetas al mundo de los demás, si no sabes rectificar.
Saber mirar dentro de ti, indagar en tus miedos, sentir el latido de tu corazón al son de la respiración, apaciguar tu mente y crear tu propia verdad, esa es mi libertad.
No quiero bienes, no busco reconocimientos, no deseo destacar. Amo esta vida, y quiero colmarla de bondad, conectar con otros seres llenos de verdad, compartir ideas, provocar alegrías… Y sobretodo, quiero vivir, vivir sintiendo, aprendiendo, amando y respetando, vivir con humildad y sin causar daño ni maldad.
Me siento libre, y no quiero dejar de soñar.


Conociendo la libertad


He aquí una recopilación de algunas de mis reflexiones, escrituras y opiniones de los últimos días. De la forma más humilde he tratado de expresar mis sentimientos y mis sensaciones. Aunque soy consciente de que lo que aquí se ve no es más que la punta del iceberg. Mucho más se esconde detrás, el aprendizaje de hoy provocará la esperanza del mañana. Desconozco la interpretación que de mis palabras y de mi forma de usarlas pueda hacerse. ¿Cuánto de verdad hay en ellas? Yo sólo escribo lo que logro recuperar de mi ajetreada memoria, tratando de evocar un despertar en el espíritu del iluminado. Escucha mis palabras, hazlas parte de ti, créelas.
15/03/2012 21:59 – Bienvenido a casa.
Hemos llegado al atardecer (precioso atardecer, todo sea dicho) indecisos entre tímidas estrellas y fugaces rallos de sol. Todo es igual, pero todo ha cambiado, no es como imaginaba. El paso del invierno y su potencial se nota en estas tierras, donde la primavera está aún por florecer. El clima es ideal, con ausencia de viento que te pueda incomodar, las temperaturas oscilan entre el éxtasis corporal y un refrescante bienestar. La comodidad del hogar amaina sin llegar a cesar, al mismo tiempo que la satisfacción por el trabajo realizado corre por tus venas. Buscar leña para aguantar en la noche, cocinar e ingerir algo de alimento y disfrutar el silencio de nuestro alrededor, poco más que hacer. No es más que la primera toma de contacto con esta fugaz y novedosa realidad, pero las vibraciones no hacen sino avivar las ilusiones depositadas en estos días. Acostado ya entre mis sábanas, escucho la madera en combustión, algún que otro grillo amagado entre el follaje local, unos reconfortantes acordes y mi voz interior, proyectando vida hacia mi corazón. Mañana, ¿qué pasará mañana? Dejemos que esta armonía fluya en el transcurso del tiempo, y mis palabras narrarán pronto lo ocurrido en el exterior, ligado a mi paz interior. Buenas noches.
16/03/2012 10:17 – Nuevo día.
Amanecí hace casi tres horas, a la vez que el sol anunciaba su llegada. Las ascuas de la noche anterior aún chisporroteaban, la temperatura había descendido ligeramente, pero bastaba con darle un poco de vida a aquella potente llama. Con la luz del día asomando, decidí dar un paseo, el cual pronto se detuvo en lo alto de una colina, rodeado por simple naturaleza y con el corazón abierto a la meditación. Minutos más tarde abrí mis ojos, y fui entonces capaz de apreciar toda la belleza que me envolvía, parándome a contemplar cada ápice de naturaleza, deseoso de plasmar mis pensamientos y mis sensaciones:
“Aquí estoy yo, solitario, observando cómo nace el sol de entre las montañas. Meditando, comunicándome conmigo mismo, conversando en paz, lleno de armonía y rodeado de fluidez. El cantar de las aves da el matiz de excelencia a este momento. Veo la naturaleza, la siento y me uno a ella como uno más. Todos somos hijos del sol, sin él no estaríamos aquí. Y si el curso de la vida ha querido que esté hoy aquí, ¿quién soy yo para renunciar al placer de la experiencia humana?
La ajetreada monotonía de la urbanidad te invita maquiavélicamente a renunciar a esta visión del mundo. Un lugar en el que es más costoso encontrar el silencio que la mentira y el engaño, donde todos vivimos en un mundo de todos, donde juzgamos, criticamos y herimos a los que nos rodean, donde una minoría incongruente domina a la población, arrebatándole la idea de libertad, obligándole a morir sin dejarle tiempo ni ganas de vivir.
Siento que algo falla hoy en la humanidad, el “progreso” nos conduce por un sendero sin retorno hacia la destrucción. Más de 6.000.000 (¡SEIS MIL MILLONES!) de habitantes en el planeta, y no somos capaces de dar un giro radical a nuestra forma de vida. Al contrario, parecemos empeñados en destruir exponencialmente la tierra en la que vivimos y de la cual nos alimentamos. Si hubiese al menos unos cuantos libre-pensadores más… La raza humana está enferma, y somos nosotros, las mentes despiertas de nuestro tiempo, los cirujanos que la han de sanar.”
Una vez guardadas mis palabras a buen recaudo, y tras alzar la vista al cielo, ha comenzado el contacto más puro con la vida. Como si de una experiencia divina se tratase, mi alma ha eliminado todas sus fronteras, dedicándose a recorrer y observar el precioso paisaje en que me encontraba. La mente abría una puerta más en mi forma de percibir el mundo.
Sentirse vivo, realmente vivo, respirando, sintiendo, experimentando, gozando como pocos podrían hacerlo. Sin duda un momento para recordar, una manera de saber que, pase lo que pase, yo estoy disfrutando mi vida, impidiendo que cualquier momento pase sin más, abriéndome al nuevo día, y abriéndome a la vida. Me siento libre, y así yo soy feliz. Ojalá esta sensación durase para siempre…
17/03/2012 22:40 – Sobreviviendo (WEEEED)
Ya han pasado muchas horas e intensos momentos en este remanso de paz, me voy acostumbrando a vivir aquí, la vida es más sencilla que en cualquier lugar. A pesar de ello, el aprendizaje no cesa, con sus incesantes tambaleos pone a prueba la veracidad de mi alma. Con empeño y sin presión las cosas fluyen por sí solas, sólo tengo que empaparme de la magia de mi alrededor. Ese mismo era mi objetivo al realizar mi paseo matutino algo después de amanecer:
“Salgo de nuevo a recibir al sol, la experiencia me ha enseñado lecciones que creía ya aprendidas. Esta vida no tiene un guión establecido, en ti hallarás tu destino. Cualquier reto conlleva un riesgo para la conformidad humana, pero el estancamiento no es el modo correcto de dar gracias a la vida por existir.
Yo, desde aquí, perdido entre la maleza de los montes, quiero mandar un mensaje a todo aquel dispuesto a entenderlo: al igual que ocurre en la más salvaje naturaleza, malas hierbas se extienden por todos los rincones de tu mente, escondiendo, ocultando y robando protagonismo a la hermosura de las flores, el frondoso verde de los árboles y la fertilidad de la tierra o, en términos humanos, limitando tu libertad, escondiendo amenazados los sentimientos más profundos y veraces de tu ser, atacando tu verdad, alborotándola, confundiéndola y ocultándola tras el miedo y la inocencia. Pero querido humano, tengo una buena nueva para ti, tú eres el dueño de la segadora que limpiará los campos y purificará tu alma. En ti reside el poder de seleccionar a qué dar cabida en tu mente. Así que deja de preocuparte, torturarte, limitarte y atormentarte con banales pensamientos que te alejan de la verdad. Siéntete flor, mira al sol, crece hacia él y siéntete libre al fin. No busques una respuesta a la vida, elige vivirla.
Plantéate esta pregunta, ¿qué es lo que quieres vivir? Lucha, ve por ello, no te quedes atrás.
No es sencillo sincerarte con tu mente. No imagines un camino de rosas donde se va a librar la batalla de tu vida.”
18/03/2012 13:26 – Hora de gozar
El tiempo y el entendimiento me colman de enseñanzas. Aprendo a disfrutar de lo que tengo ante mí, descubriendo mi alma al mundo, olvidando todo resquicio de maldad… Son muchas las cosas de las que podría hablar en este preciso instante, pero no siento necesidad alguna. El vapor de agua en forma de nube crea infinitas obras de arte en el lienzo celestial, mis ojos se abren a admirar su belleza, y yo freno mi aceleración, observo y agradezco la posibilidad otorgada de vivir.
La gente emplea su vida de una manera que no deja de sorprenderme: ropas de marca, coches de lujo, televisión, sumisión, estereotipos, envidias, mentiras, orgullo, egoísmo, prepotencia, etc., y sobre todo, falta de ganas de vivir, de salir a comerse el mundo, de atrapar cada momento y de llenar su corazón de experiencias y amistades verdaderas. No sé si el amor será la solución a la enfermedad humana. Más bien dudo bastante de que se pueda transmitir otra manera de vivir al mundo. Mientras el dinero, los intereses, el poder y la propiedad sigan dominando nuestra especie, seguirán atrapados en su realidad.
Veo una mariposa encerrada en esta casa, volando junto al cristal de la ventana, tratando de salir al exterior, con ganas de volar. Pero un muro infranqueable le impide escapar, sus intentos son en vano y ella sola morirá atrapada si no se logra liberar. Ella no entiende la existencia del cristal, y desconoce cómo lo puede superar. Yo me levanto, abro la ventana y con mi mano la acompaño hacia la libertad.
El ser humano está igualmente atrapado frente a un muro transparente desde el que puede dilucidar el grandioso mundo exterior, viéndose incapaz de superar el obstáculo, pues, al igual que la mariposa, no sabe cómo escapar. Si quieres colaborar en la liberación de un ser humano, ofrécele tu mano, enséñale a pensar por sí mismo, a ser libre, a vivir por y para él, compartiendo con los demás, proyectando su amor y alcanzando la paz. Enséñale la verdad y disfrutarla en hermandad.
18/03/2012 17:25 – PAZ
Desnudo, tanto en cuerpo como en alma, sentado frente al fuego, cierro mis ojos dispuesto a abrir mi corazón, a sincerarme conmigo mismo. Tornarse humilde ante uno mismo elimina las barreras que impiden una introspección plena. Reconocer tus errores, apaciguar tus penas, aniquilar los deseos innecesarios y gratuitos, hablar con uno mismo con la ayuda de la verdad… Me siento más vivo que nunca, siento ganas de contagiarme de las vibraciones del ahora, de aprender aquello que me haga mejor persona, de mirar al cielo y de vivir, vivir en libertad, vivir con amor, vivir en paz, vivir a mi manera.
No soy ningún genio. Tampoco tengo ningún don especial. No sobresalgo sobre los demás, ni es mi intención hacerlo. Tan solo soy un joven andando por el camino de la existencia humana, enderezando su marcha, estableciendo sus ideales, buscando su verdad.
19/03/2012 10:11 – Hasta siempre
Me despido ya de este lugar, agradecido por los placeres y las enseñanzas que me ha brindado. Supongo que este entorno transmite algo mágico a mi corazón, despierta la parte más pura y natural de mi persona.
Hace algún tiempo, durante una inolvidable experiencia psicodélica escribí: “Pff…Ojalá la vida fuese sólo disfrutar de la naturaleza.” No he cambiado de parecer, pero sí soy consciente de que la vida va más allá. Hay grandes personas con quien compartir mi tiempo y amor, queda mucho aún por aprender y falta aún más por vivir.
Me despido de este lugar, sentado de nuevo frente al sol, con energía y ganas de emprender mi camino hacia la libertad, la paz interior, el amor y la verdad. Siempre recordaré este lugar.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos. – Sidhartha Gautama