La realidad me conduce a una interminable interrogación, una
duda eterna sobre cuán real es la realidad. Este juego de palabras es el
resultado de mi experiencia directa con mi entorno. La realidad se convierte
entonces en la suma de mis construcciones mentales imaginarias. Mi realidad no
es en sí un reflejo ideal de la misma realidad, mis sentidos conforman la
interpretación de todo lo que me rodea. Así pues ¿qué es lo real, la esencia
exterior o mi percepción personal? Debe existir de alguna manera una realidad
única, universal e indiscutible, una realidad que jamás podrá ser percibida por
el hombre, pues este lo transformaría en su proceso de percepción. Soy yo el
único espectador de la película de mi experiencia, privilegiado arquitecto de
la realidad.
La siguiente cuestión sería, ¿cómo interactúan las
diferentes realidades personales entre sí? ¿En qué modo comparten varios
arquitectos los planos de la interpretación? Alimentadas de una misma base, las
percepciones matizan y perfilan la estructuración de la información externa,
construyendo así las múltiples variantes de la realidad. La ausencia de
conocimiento veraz sobre la realidad del otro nos conduce a imaginarla acorde a
los patrones que rigen la nuestra. No sabemos hacerlo de otra manera, pues es
la nuestra la única realidad que somos capaces de abarcar. De ahí nacen las
complicaciones en la comunicación humana a la hora de opinar acerca de una
realidad clara en sí, pero subjetiva y percibida en la individualidad. ¿Quién
iba a rechazar su idea de la realidad para acogerse a otra que es incapaz de
conocer? Tan solo hechos universales, irrefutables, iguales a ojos de cualquier
espectador, pueden resolver el conflicto de la opinión y la interpretación.
http://gruenbe.blogspot.com.es/2013/01/percepcion-sentidos-ser-humano.html
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